Por Biodiversidad en América Latina y en el Caribe, 5 de enero de 2015
Organizaciones de agricultores, grupos de desarrollo rural, movimientos cívicos a favor de una agricultura local y sostenible, organizaciones medioambientales y de derechos humanos hacen una petición al Parlamento europeo para que actúen a favor de la preservación y manejo de las tierras de cultivo que deben ser considerados como bienes comunes.
Exigen que el Parlamento Europeo adopte una postura a favor de una gobernanza justa y sostenible de las tierras de cultivo y que la Comisión Europea modifique la legislación vigente de modo a contribuir a la preservación y manejo de estas superficies como bienes comunes.
Las presiones impuestas sobre las tierras desde sus diferentes usos afectan las condiciones de vida y de trabajo de los agricultores, su calidad de vida, la solidaridad entre ciudadanos europeos y con el resto del mundo, así como con las generaciones futuras.
Estudios recientes[1] demuestran que la gobernanza de las tierras de cultivo se ha convertido en una problemática acuciante que debe ser resuelta urgentemente ya que la presión a la que están sometidas conlleva la degradación del suelo, de la biodiversidad, del agua y del aire, reduce su capacidad de mitigación del cambio climático, limita el acceso a alimentos de calidad y saludables, tiene un impacto negativo en la soberanía alimentaria de las comunidades en Europa y en el Sur global y destruye empleo agrario, actividades y economías rurales que cada vez más resultan atractivas para más residentes comunitarios.
1/ Las tierras de cultivo son la base del sistema alimentario, de los ecosistemas y de un mundo rural vivo.
Son un recurso complejo: puede ser público o privado, para una actividad profesional o de ocio, son esenciales para la alimentación y definen nuestros paisajes.
2/ Las tierras de cultivo europeas sufren presiones tremendas
Las presiones son de tres tipos:
– Destrucción de tierras agrarias a favor del desarrollo de la industria y las zonas urbanas que suelen instalarse en los suelos más fértiles. Las tierras de cultivo son recursos no renovables y deben por lo tanto ser preservadas y protegidas.