Citamos del documento a continuación:
El comité corriente no incluye la diversidad de perspectivas expertas que existen en el discurso científico prevaleciente, en el cual hay gran desacuerdo sobre cómo regular y desplegar los productos de la biotecnología.
Al informe le faltan los puntos de vista de científicos que abogan por el principio precautorio y representantes de la sociedad civil que puedan hablar de las dimensiones sociales de las regulaciones sobre biotecnología… ningún agricultor ni organización de agricultores fue invitada a participar en el comité. Muchos expertos (sobre agricultura) fueron nominados, pero el NRC no seleccionó ninguno para miembros del comité.
En contraste, el NRC invitó muchos científicos y expertos que trabajan en el desarrollo de aplicaciones de biotecnología para ser miembros del comité. El NRC tomó nota de que dos miembros tienen conflictos de interés financiero, pero muchos otros tienen conflictos, vínculos a la industria e historiales profesionales de promover el desarrollo de la biotecnología, que no han sido divulgados abiertamente.
La presencia desproporcionada de tales perspectivas entra en conflicto con la ley Federal Advisory Committee Act (FACA), que requiere que el NRC forme comités de científicos ‘balanceados (“fairly balanced”) donde los conflictos de interés se eviten o sean divulgados si se considera absolutamente necesario. (9)
Los firmantes de la carta incluyen Organic Consumers Association, GM Watch, Food and Water Watch, National Family Farm Coalition, Center for Food Safety, Institute for Agriculture and Trade Policy, Bioscience Resource Project, Grupo ETC, Pesticide Action Network North America, Amigos de la Tierra, la científica activista Vandana Shiva, y profesores de Cambridge, la Universidad de California- recintos de Berkeley y Santa Cruz, San Francisco State University, Universidad de Sussex, City University London, y la Universidad de Lancaster.
Sobre el asunto de conflictos de interés, la organización no gubernamental Food and Water Watch declaró que el NRC:
… ha aceptado millones de dólares de compañías como Monsanto y DuPont y permitido a representantes corporativos de estas y otras compañías a formar parte de juntas de alto nivel que supervisan proyectos del NRC.
El grupo mantiene una relación de puerta giratoria con funcionarios claves de grupos de la industria, y demuestra una clara preferencia por invitar investigadores alineados con la industria para producir sus informes – mientras que rara vez hacen caso a los críticos de alguna manera significativa. A veces los proyectos del NRC sobre temas agrícolas son hasta financiados por donantes corporativos que tienen un interés financiero en su resultado. (10)
Por su parte, Claire Robinson, de la organización británica GM Watch, fue derecho a la yugular, señalando las deficiencias del informe de la NAS:
La parte del informe que trata sobre los estudios de alimentación animal con cultivos transgénicos es una mezcla sutilmente traicionera. Desperdigados entre algunas declaraciones sensatas y recomendaciones útiles hay toda una muchedumbre de omisiones estratégicas, afirmaciones pasmosamente anti-científicas, pensamiento que confunde deseos con la realidad (wishful thinking), y simples mentiras. (11)
Para defender su posición, el informe de la NAS básicamente ignora los estudios de alimentación que encontraron problemas de salud en animales de laboratorio que consumieron transgénicos y se reposa sobre dos informes frecuentemente citados por la industria de biotecnología: el de Van Eenennaam y Young, y el de Snell y colegas.
Ambos son “reviews”, es decir resúmenes de la literatura científica publicada sobre un tema particular, en este caso la inocuidad de los transgénicos. Robinson sistemáticamente desbanca ambos. En cuanto al primer informe, ella cita datos de la doctora veterinaria Ena Valikov:
La Dra. Valikov señala que casi 95% de los datos de Van Eenennaam provienen de pollos de 47 a 49 días de edad. Los pollos son un modelo irrelevante para evaluar riesgos de salud en humanos, o siquiera en mamíferos en general. Y dado que la vida natural de un pollo es típicamente de cinco a siete años, un pollo de 49 días de nacido no nos dice mucho sobre los efectos de salud a largo plazo en un animal, ni siquiera en pollos.
Como dice la Dra. Valikov, ‘Aun si el estudio reportara datos de salud convincentes, todavía sería un estudio de muy corto plazo. En otras palabras, son 19 años de datos sobre pollos de 49 días de nacidos, lo cual es muy distinto de 19 años de estudios de pollos a lo largo de sus vidas enteras’. (12)
El informe de Van Eenennaam y Young argumenta que la alimentación transgénica no es dañina al ganado pues su productividad no se ve afectada. Pero Valikov explica que “el rendimiento del ganado no es un indicador de salud ya que la meta de la producción ganadera es minimizar los insumos y maximizar la producción de carne, huevos o leche, irrespectivamente de los costos a la salud y longevidad del animal”.
Los sectores pro-transgénicos utilizan el informe Van Eenennaam y Young para decir que “100 mil millones” de animales han comido transgénicos sin que sufran daño alguno. Pero con los datos que presentan no hay manera de saber cuáles de esos animales de finca estaban comiendo transgénicos, en qué proporción de su dieta, ni por cuánto tiempo.
En cuanto al informe Snell, Robinson dice:
Snell y sus colegas examinaron estudios que hallaron efectos tóxicos en animales alimentados con transgénicos pero despacharon los hallazgos con un truco de magia. Los efectos tóxicos incluyeron nódulos linfáticos agrandados en ratones alimentados con un transgénico resistente (al herbicida) glufosinato por cinco generaciones y signos más agudos de envejecimiento en los hígados de ratones alimentados con soya transgénica por dos años.
Snell y sus colegas despachan estos efectos en base a ciertas debilidades metodológicas en los estudios, incluyendo el que no utilizaron la línea isógena no transgénica (es decir, el progenitor no transgénico del cultivo transgénico), cultivada bajo las mismas condiciones, como comparador para el cultivo transgénico. La NAS también correctamente llama la atención a este asunto como un problema general en los estudios de alimentación transgénica. (13)
Citando de los propios datos compilados por Snell y sus colegas, los estudios que no encuentran problemas con la alimentación transgénica también sufren de esa misma limitación. “En ejemplo de doble vara anticientífica, Snell y sus colegas aceptan, sin cuestionar, estudios que demuestran inocuidad, mientras que rechazan como no fidedignos a estudios que encuentran riesgo y daño, aun cuando ambos sufren de las mismas debilidades”, plantea Robinson.
Es por esto que la Red Europea de Científicos por la Responsabilidad Social y Ambiental (ENSSER) declaró en 2013 que las conclusiones del informe Snell son incorrectas. (14)
A fin de cuentas, el informe de la NAS no pone fin a la controversia científica sobre si los transgénicos son seguros para consumo y para el ambiente. Pero la industria de biotecnología y sus aliados seguirán diciendo lo contrario, y la prensa comercial, carente de sentido crítico, repetirá lo que ellos dicen, como ya lo ha hecho anteriormente con otros informes “prestigiosos” anteriores que también habían pretendido poner fin al debate.
*Ruiz Marrero es autor y periodista puertorriqueño. Desde 2004 dirige el Blog de Bioseguridad y es además profesor visitante en el Instituto de Ecología Social de Estados Unidos. Su más reciente libro El Gran Juego de Ajedrez Botánico: Escritos sobre Biotecnología y Agroecología se consigue por Amazon. Su cuenta Twitter es @carmeloruiz.
Notas
3) http://www.scientificamerican.com/…
4) http://www.biotech-now.org/…
7) http://www.foodpolitics.com/…
8) http://www.centerforfoodsafety.org/…
9) http://www.foodandwaterwatch.org/… (pdf)
10) http://www.foodandwaterwatch.org/…
13) http://gmwatch.org/news/latest-news/16976
14) http://www.ensser.org/media/0813/