México transgénico
En México, como en muchos otros países del mundo, los productos transgénicos también nos invaden. Desde 1982 hasta el año 2000, nuestro gobierno había otorgado 151 permisos a empresas e instituciones para el cultivo de transgénicos. De esto, la población no ha sido consultada en ningún momento.
Los transgénicos están en nuestro campo y en nuestros platos, y muchas veces ni siquiera lo sabemos. La superficie aproximada en la que se ha dado autorización de sembrar o experimentar con transgénicos es de 153,000 hectáreas. Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que la mayor parte de los campos de México todavía están libres de transgénicos y eso hay que seguirlo defendiendo, no permitiendo la entrada de más transgénicos que contaminen nuestras tierras y cultivos y eliminando los que ya existen.
De los 32 estados de la República, en 21 se ha encontrado presencia de transgénicos, Los cultivos encontrados hasta ahora son: soya, papaya, plátano, piña, tabaco, algodón, calabacita, papa, alfalfa, trigo, clavel, maíz, chile, tomate, jitomate, cánola, melón, cártamo, arroz, entre otros…
El maíz mexicano
México es centro y origen del maíz. En este país se albergan más de 40 complejos raciales y miles de variedades de maíces criollos. Por otro lado, el maíz es la base de la alimentación de la mayoría de los mexicanos.
Después de miles de años, por medio de la agricultura tradicional, el maíz en México ha logrado adaptarse frente a plagas, temperaturas y suelos muy diversos. Gracias al trabajo de campesinos, indígenas principalmente, el maíz no sólo se ha conservado sino que ha sido mejorado con métodos tradicionales que van pasando de generación en generación a partir de los conocimientos ancestrales de los agricultores. Esta herencia está en riesgo de desaparecer si el maíz transgénico sigue contaminando los cultivos tradicionales. Esto ya está ocurriendo en algunas regiones del país como Chihuahua, Morelos, Durango, Estado de México, San Luis Potosí, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala y Veracruz y de no frenarse esta contaminación podría extenderse a otras regiones de México.
Desde principios de los años 90 se ha implementado una política de importación que favorece a las grandes empresas como Monsanto en vez de los campesinos y agricultores que buscan beneficios de la producción local.