¿Cómo operan las empresas como Monsanto?
Existe una concentración vertical en el sistema agroalimentario que consiste en la formación de bloques construidos por empresas e instituciones que se ubican en una misma zona geográfica y que intervienen a lo largo de todas las fases del proceso agroalimentario.
Por ejemplo, Cargill, el gigante de los granos, fertilizantes y alimentos de ganado, se une con Monsanto, el dueño de los transgénicos, y con Krohger para la distribución al menudeo. Las empresas se unen para acaparar todo el proceso de los alimentos, desde su producción hasta su distribución.
La fuerte integración vertical de este sistema genera relaciones monopólicas que afectan la autonomía del agricultor. La creciente dependencia a la provisión de semillas, insumos y paquetes tecnológicos se ve acompañada por una disminución en la capacidad de negociación del agricultor. Como contrapartida, los grandes capitales agroindustriales incrementan su rentabilidad imponiendo condiciones a lo largo de toda la cadena agroalimentaria, desde el tipo de semilla, los precios, la calidad del producto, su traslado y hasta su presentación.
El control corporativo es una de las estrategias y objetivos principales de las transnacionales. Existen solo un puñado de empresas que producen transgénicos y Monsanto es la más grande de ellas, ya que es responsable del mayor porcentaje de cultivos transgénicos en el mundo. Por primera vez en la historia existe tal concentración, en términos de una empresa que domina de esa forma un mercado tan fundamental para la sociedad como es el rubro de los alimentos.
En 1980 existían en el mundo alrededor de 7 mil empresas semilleras para uso comercial; desde hace una década, las empresas de punta en la producción de agroquímicos, como Monsanto, Dupont y Bayer, comenzaron un proceso acelerado de compra de compañías semilleras. De este modo comenzaron a promover la venta de semillas transgénicas y sus agrotóxicos en forma de paquete, ya que más de los dos tercios de transgénicos en el mercado son resistentes a sus agrotóxicos. Actualmente, las 10 empresas semilleras más grandes acaparan el 55% de la venta de semillas de uso comercial. Monsanto es la tercera empresa semillera más grande del mundo, a la vez que ocupa el cuarto lugar en agroquímicos, pero es la primera en cuanto a transgénicos.
La aceleración en la producción de transgénicos es alarmante. En tan solo 20 años, desde el año 1982 en que se creó la primera planta transgénica, hasta el 2003, ya se había cultivado un área de 67,7 millones de hectáreas sin conocer (a la fecha) las posibles consecuencias sobre la salud y el medio ambiente.