Resistencia: los pueblos del mundo dicen NO a los transgénicos
En la India, entre 1993 y 2006 alrededor de 150.000 campesinos se suicidaron. El modelo agrícola del algodón transgénico que Monsanto les impuso los endeudó y los hundió en una crisis económica, social y ambiental. En 1998 se lanzó la campaña “Monsanto sal de la India”, con la que 10.000 personas enviaron mensajes a la empresa pidiéndole que salga del país. Ese mismo año, una alianza de organizaciones campesinas quemaron los campos experimentales donde Monsanto probaba su algodón transgénico.
En México, la campaña “Sin Maíz no hay País” rechaza firmemente al maíz transgénico, y aboga por la defensa del campo mexicano, la protección del maíz mexicano, la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano.
En Colombia, la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra, lanzó la campaña “Monsanto Mata”, en denuncia del herbicida glifosato con el cual se fumigan las zonas rurales colombianas desde el inicio del Plan Colombia. Se propone el boicot a los productos de Monsanto, la formación y capacitación en cuanto a alternativas, y acciones concretas.
La “Red por una América Latina Libre de Transgénicos”, lanzó una campaña para que se declare a la región Andina, centro de origen de la papa, libre de la papa transgénica. Cuando se solicitó la realización de pruebas con papa transgénica en Bolivia, los campesinos se opusieron con firmeza amenazando destruir las pruebas de campo. En 2000, se decidió retirar el proyecto de pruebas debido a la oposición que había generado.
“Terminar Terminator”, la campaña que lucha contra esta tecnología suicida, se ha reactivado en Latinoamérica, organizando una gran movilización para la COP 9 en Alemania para que se mantenga la moratoria sobre las semillas Terminator y a la vez se establezcan prohibiciones nacionales a esta tecnología.
La “Campaña por un Brasil Libre de Transgénicos” viene luchando hace años contra la liberalización de cultivos transgénicos en Brasil. Se constituye de una red de organizaciones civiles y movimientos populares que buscan fomentar un debate amplio y democrático acerca de los transgénicos en la sociedad, lo cual todavía no se ha dado en Brasil.
En fin, son muchas las organizaciones que se han levantado en defensa de sus derechos, sus tierras y recursos, frente al avance de los transgénicos y los atropellos de empresas como Monsanto. Las consecuencias destructivas del modelo de agronegocios que defiende Monsanto ya son visibles y amenazan con seguir avanzando a costa del quebrantamiento de nuestros derechos sociales y ambientales.