De acuerdo al Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el 80% de la comida procesada contiene ingredientes transgénicos. La mayoría de las personas consumen estos productos sin idea alguna de que contienen ingredientes modificados genéticamente. En la actualidad, sobre el 90% de los siguientes alimentos están modificados genéticamente: el maíz, la soya, la canola, el algodón y el azúcar de remolacha. La papaya, la alfalfa y el zuchinni también están modificados aunque en menor proporción.
La comida procesada que contienen ingredientes GMO son: las fórmulas infantiles, los refrescos carbonatados, los cereales, los panes, las barras de cereales (muchas de ellas se venden como “healthy”), los productos de bolsitas, las galletas, los dulces y algunos alimentos enlatados y congelados. Para evitar los transgénicos es importante leer las etiquetas de los alimentos y buscar en la parte de los ingredientes si aparecen estos alimentos o derivados de ellos como: el aceite de maíz, el High Fructose Corn Syrup y la dextrosa (derivados del maíz), la proteína de soya, la lecitina de soya (derivada de la soya), el aceite de canola y el algodón o sus derivados.
Aunque es indispensable que las personas reduzcan la ingesta de comida procesada y compren más alimentos frescos, si va a consumir productos procesados debe preferir los que estén certificados como USDA 100% orgánicos. También pueden buscar el reclamo en la etiqueta de “NON GMO Project Verified”, que es de una organización seria que con su sello certifica que el producto no contiene ingredientes modificados genéticamente.
- Tanto los agricultores como la agricultura están mejor con las semillas modificadas genéticamente. Falso
El uso de las semillas modificadas ha traído un dramático aumento en el uso del herbicida Roundup. El uso de los agro tóxicos no solo afecta la salud de las personas, sino del propio suelo reduciendo su fertilidad, provocando el surgimiento de nuevas plagas y creando problemas adicionales como las “súper malezas” debido a que la hierba misma ha desarrollado tolerancia a los herbicidas.
El problema real de las “súper malezas” ha llevado a significativas pérdidas de distintas cosechas. Además, la exposición a este herbicida, aumenta el riesgo de enfermedades en los propios agricultores. En el Salvador, los problemas renales de causa desconocida es la segunda causa de muerte en los varones que son quienes más participan en la agricultura. En Sri Lanka, la enfermedad renal ha llevado a más de 20,000 personas a la muerte y la hipótesis inicial de la asociación con el glifosato cobra fuerza con un estudio publicado recientemente en la revista científica Enviromental Health (Jayasumana, 2015).
Tanto en El Salvador como en Sri Lanka el glifosato ha sido prohibido. Estudios clínicos también han reportado niveles elevados de glifosato en la orina de la familia de los agricultores que asperjan sus terrenos con este herbicida (Message, et. al, 2012) lo que tendría serias consecuencia a la salud en todos los miembros, particularmente en los menores (ver el breve y conmovedor video del fotógrafo argentino, Pablo Ernesto Piovano: “El costo humano de los Agrotóxicos“).
Además, es indispensable plantear la siguiente pregunta: ¿cómo los agricultores pueden estar mejor con estos cultivos GMO en donde no se les permite utilizar las semillas resultado de sus propias cosechas y se les obliga a comprar constantemente nuevas semillas a compañías como Monsanto y si no lo hacen son demandados? En el 1913 el 100% del maíz estaba en manos de los agricultores, sin embargo, los datos reflejan que para el 2012 el 95% de las semillas de este grano estaban en manos de las corporaciones de biotecnología.
Finalmente, hay que señalar que los cultivos transgénicos también han producido serios daños a los agricultores de semillas naturales ya que el maíz modificado ha contaminado cultivos convencionales. Debido a los dictámenes del Tribunal Supremo y a cuestionables determinaciones judiciales, son los propios agricultores los que tienen que evitar este tipo de contaminación (aunque las semillas sean de Monsanto) y en caso de ocurrir tienen que compensar a la compañía.
- Tenemos que promover los GMO ya que esta tecnología genera siempre una mayor producción sin afectar el ambiente. Falso
Los defensores de los GMO han reclamado que las semillas modificadas genéticamente tienen una mayor producción que los cultivos convencionales. Y aunque en un principio esto era lo que se creía, la realidad es que con el paso del tiempo se ha encontrado que no es así. Los registros indican que en ocasiones los cultivos GMO han producido una mayor cantidad de cosechas, pero que en otras ocasiones, la agricultura orgánica agroecológica los ha superado.
Sin embargo, hay en este mito dos preguntas relevantes. La primera: ¿cuál es la importancia de que se pueda producir un poco más en algunas instancias si lo que se cosecha tiene un menor valor nutricional o está llenos de residuos de pesticidas que enferman o contiene genes modificados que pueden pasar a nuestra sangre y que muchos estudios demuestran riesgos a la salud? Y la segunda: ¿cómo podemos promover un tipo de agricultura que contamina los cuerpos de agua con los residuos de los agro tóxicos, va creando suelos más estériles por el uso de los herbicidas, y va afectando todo el ecosistema resultando en consecuencias tan serias como la muerte de las abejas?