- Las personas que están en contra de los GMO son “anti-ciencia” y los verdaderos científicos están a favor de la modificación genética de los alimentos. Falso
La realidad es que cada día más investigadores serios y responsables se unen en contra de los alimentos modificados genéticamente. Los estudios científicos que respaldan a la industria de la biotecnología son investigaciones que en su mayoría son realizadas con fondos de estas compañías o con personas que de algún modo están vinculadas a ellos, aunque en muchos casos traten de hacer ver que son investigadores u organizaciones independientes.
De hecho, el más reciente y escandaloso caso es el del Dr. Kevin Folta, jefe del Departamento de Horticultura de la Universidad de Florida, recientemente reseñado en el periódico The New York Times (domingo, 6 de septiembre del 2015). El Dr. Folta se estuvo presentando como científico independiente hablando favorablemente sobre los GMO y negó que tuviera una relación con la compañía Monsanto expresando: “I have nothing to do with Monsanto”.
Sin embargo, gracias a la solicitud de la organización U.S. Right to Know a través del Freedom of Information Act (FOIA), salieron a la luz pública 4,600 páginas de comunicaciones electrónicas evidenciando la relación entre ambos, el pago de $25,000, y como escribió el propio Dr. Kevin Folta en uno de sus correos el 23 de octubre del 2014: “I’m glad to sign on to whatever you like, or write whatever you like.” En otro correo luego de recibir el dinero escribió: “I am grateful for this opportunity and promise a solid return on the investment.” Además de estos correos, hay otros que provocan un mayor impacto como lo es el que demuestra que la agencia de publicidad le escribía las respuestas que él iba a contestar en un website de preguntas sobre los GMO. El Dr. Folta simplemente lo que hacía era un “copy and paste” del correo recibido y lo pasaba como sus respuestas a las preguntas recibidas en el blog. Aunque el artículo en este periódico crea una profunda preocupación, la historia en el mismo es muy limitada y no dejó ver la complejidad del problema.
Según el Dr. Jonathan Latham del Independent Science News, el asunto es mucho más serio, y el Dr. Folta es solo un simple académico de un gran problema que envuelve a muchas universidades. En su escrito del 8 de septiembre de este año, el Dr. Latham profundiza en el contenido de los miles de correos electrónicos que dejan ver cómo la universidad del Dr. Folta recibió millones de dólares de compañías como Syngenta, Monsanto, Pioneer y BASF. En realidad lo que se presenta es que Folta, no actuó solo y que es un andamiaje donde participan economistas, biólogos moleculares, agrónomos y muchos otros científicos de diferentes especialidades.
Él enumera en su escrito los nombres de los distintos facultativos de prestigiosas universidades como: University of California, Riverside, University of Georgia, Tuskegee University, incluyendo de las Ivy League como Cornell y Harvard. Enfatiza en particular a la profesora Nina Fedoroff de Penn State, quien entre el 2011 y 2012 fue la presidenta de la American Association for the Advance of Science (AAAS) quien apoyó las regulaciones sobre los pesticidas en la EPA. Muchos de los académicos citados en estos correos electrónicos han participado en desacreditar el trabajo de varios científicos que han presentado estudios con resultados desfavorables a los alimentos modificados genéticamente.
La situación sobre los vínculos entre la industria de la biotecnología, las universidades y sus académicos es una sumamente peligrosa ya que cubre a la ciencia con un velo de beneficio económico por encima de la verdad científica llevando a comprometer su transparencia y credibilidad. La pregunta que necesariamente hay que plantear es si esa intervención de las compañías de la biotecnología en las universidades también está ocurriendo en Puerto Rico y si hay algunos académicos que igualmente defienden la seguridad de los GMO debido a beneficios económicos.
Las estrategias que utilizan las distintas compañías para ganar el favor del público son muchas. Como hemos visto, por un lado, le pagan a científicos “independientes” para que hablen a favor de los GMO y por otro lado, desacreditan a los que presentan investigaciones en contra de sus productos. Además, continúan brindándole grandes sumas de dinero a universidades y centros de investigación, mantienen la asociación con grupos profesionales auspiciándole sus convenciones y eventos, invierten gran presupuesto en relaciones públicas (utilizan los medios de comunicación para pasar entrevistas “objetivas” a favor de los GMO) y hacen donaciones a organizaciones comunitarias para ganar la simpatía popular.
De todas estas formas de forzar para hacer ver “lo bueno” de sus productos, posiblemente las dos más preocupantes son la inversión millonaria a las universidades y centros de investigación y la desacreditación de los científicos que presentan sus investigaciones con resultados adversos al glifosato o a los GMO. La realidad es que la aportación monetaria que hacen estas compañías a los centros académicos lleva a silenciar a muchos profesionales y a evitar que se produzcan denuncias que pongan en riesgo la pérdida de los fondos económicos. Además, se sabe que cuando se reciben las aportaciones económicas, la mayoría de las investigaciones que se realizan resultan siempre a favor de los intereses de las compañías que donan el dinero.
De igual forma, la desacreditación de los científicos provoca que menos investigadores se lancen a hacer estudios sobre este tema ya que saben que pueden acabar con su reputación o prestigio profesional. De hecho, se ha hecho público que Monsanto tiene un departamento que trabaja con este objetivo y de igual forma, se especula que distintas compañías de biotecnología transgénica tienen activistas para que entren a las redes y foros sociales para contrarrestar la información que se presente en contra de los GMO. Existen varios casos de reconocidos científicos como el Dr. Putzai, el Dr. Chapela, el Dr. Seralini, y muchos otros, quienes han vivido una fuerte campaña de desprestigio profesional una vez han presentado estudios adversos a los GMO. Pasemos a conocer uno de los que más atención ha tenido, el del Dr. Seralini.