Por Análisis, 4 de septiembre de 2014
“Los agricultores siguen produciendo la mayoría de los alimentos, a pesar de tener escasa proporción de tierras y recursos. Por eso, es un trabajo muy fuerte el que hay que hacer en Argentina, Chile, u otro país americano, para convencer a los gobiernos que se debe proteger la agricultura campesina y no aniquilarla, como podría ocurrir si prospera este anteproyecto de ley de Semillas”.
En el marco del Congreso Nacional e Internacional de Agrobiotecnología, Propiedad Intelectual y Políticas Públicas, se presentó en Paraná la investigadora chilena Camila Montecinos. La problemática sobre la ingerencia de las transnacionales en las políticas agropecuarias, más precisamente con la intención por parte de las mismas de cercenar la utilización y re-utilización de semillas para garantizar su negocio, fue el tema central de su testimonio: “Hay que seguir dando pelea, porque aquí se nos va la comida, el alimento del mundo”, remarcó Montecinos.
En ese sentido, agregó que “es una lucha que no se puede abandonar”. “Toda variedad vegetal es una obra humana de carácter colectivo, comparable a una pintura o una escultura por la creatividad involucrada”, afirmó Montecinos en relación a la discusión sobre la propiedad intelectual de las semillas, que las empresas buscan enmarcar detrás de distintas normas controversiales para el bien común. La trasandina es integrante de la ONG Grain y asesora de la Coordinación Latinoamericana de Organizaciones del Campo.
Las transnacionales tratan de impedir legalmente que las semillas sean de libre circulación, para obligar a los productores a comprárselas y, en particular, que no las puedan replantar, criminalizando el acto esencial de la agricultura: producir, reproducir y usar simientes para la próxima implantación. La investigadora aseguró que “toda variedad vegetal es una obra humana de carácter colectivo, comparable a una pintura o una escultura por la creatividad involucrada, y asimilable a un lenguaje en cuanto al carácter colectivo de su creación”.