Por Etc Group, 11 de febrero de 2016
¡Las Seis Grandes se convierten en trío!
Para tener mayor contexto, vea el informe reciente del Grupo ETC:
Campo Jurásico. Syngenta, DuPont, Monsanto: la guerra de los dinosaurios del agronegocio[1]
Por una década, seis multinacionales han controlado el 75% de las semillas híbridas y del negocio de plaguicidas. A fin del año pasado, Dow y DuPont acordaron fusionarse y ahora la empresa paraestatal China, ChemChina está adquiriendo Syngenta por 43 mil millones de dólares. Eso significa que Monsanto necesita una fusión urgente para mantenerse en el juego. ¿O será que el juego está por terminarse?
Si los reguladores permiten que esas dos fusiones se concreten —y esto no es seguro de ninguna forma— las Seis Grandes se convertirán en las Cinco Gordas: DuPont-Agro (escisión del área de agronegocios de DuPont) en primer lugar; luego ChemChina (ya que es ya la séptima más grande de plaguicidas) con Syngenta, (número uno en plaguicidas y tres en semillas); eso deja a Monsanto en el tercer lugar, y en cuarto y quinto Bayer y BASF. Monsanto fue rechazado repetidas veces por Syngenta, pero necesita desesperadamente posicionar su negocio de plaguicidas.
Ya sea que Bayer o BASF se separen de sus intereses en los agronegocios para que Monsanto las adquiera, o que uno de los Gigantes de Alemania resuelva el futuro de Monsanto comprándola. Otra posibilidad es que una de las tres enormes empresas de maquinaria agrícola —en primer lugar, Deere & Company— saque a Monsanto de su agujero por la posible sinergia con sus tecnologías de información digital agrícola. Como sea, hacer “negocios como siempre” ya no es opción.
¿Los reguladores nacionales se harán a un lado para contemplar cómo el 75% de la investigación agrícola del sector privado queda en manos de cinco corporaciones o menos? Tal vez no, si se percatan de que otra megafusión está a punto de ocurrir: la boda entre Dow y DuPont ya genera molestia en ambos lados del Atlántico. Una fusión entre ChemChina y Syngenta preocupa menos, puesto que la empresa China tiene un impacto relativamente pequeño en el mundo agrícola.
Pero una vez que esos tratos se cierren, Monsanto podría argumentar políticamente que necesita hacer lo mismo y que todos debieran fusionarse o salirse del negocio. Si permiten que las primeras dos fusiones mencionadas se concreten, las oficinas anti-monopolio sentirán que no les queda sino aceptar una tercera.
Los reguladores en Estados Unidos y Europa tienen una reputación muy bien ganada de miopes, morosos y anémicos cuando se les demanda que se pongan a la altura de los muy bien pagados abogados de las corporaciones. Sin embargo, recientemente, el Departamento de Justicia de Estados Unidos le metió el pie a dos enormes fusiones de compañías alimentarias, y Alemania frenó otras dos.
Los accionistas no tienen la certeza de que los tratos se concretarán. Incluso es menos probable que la fusión Dow-DuPont u otra que involucre a Monsanto se desempeñe bien en los importantes mercados emergentes de China, Brasil, India y Argentina.
Esos cuatro países representan un tercio del mercado global de plaguicidas — y esa porción está creciendo constantemente. China no se opondrá a una fusión que involucre a su propia empresa estatal, pero recientemente bloqueó un trato que incluía a Coca-Cola y puso serias limitaciones sobre dos posibles acuerdos entre empresas de fertilizantes de Rusia. Aún más importante, China, Brasil e India tienen empresas nacionales —paraestatales o del sector privado— que sin duda les gustaría colocar en el escenario global. Permitir que cinco —o tres— multinacionales fortalezcan sus oligopolios en semillas y químicos pondría punto final a esas aspiraciones al tiempo que se aumentan los costos y se reducen las opciones para sus agricultores.
ADAMA, subsidiaria de ChemChina es la séptima empresa agroquímica más grande del mundo, pero la más grande vendedora de agroquímicos no patentados (cuyo valor de mercado en 2014 fue de 3 mil millones de dólares). Hay que notar que solo dos compañías, si no se obstaculiza su integración —Syngenta-ChemChina y Dow-Dupont— controlarían más de la mitad (51.4%) de las ventas de agroquímicos, según información pro-forma de sus ventas en 2014.