Por François Houtart, ALAI, enero de 2015
“El problema climático es bastante simple. Al mismo tiempo que las actividades humanas producen más gases invernaderos, se destruyen los pozos de carbono, es decir los lugares naturales de absorción de estos gases: las selvas y los océanos.
El resultado es que el planeta no puede regenerase plenamente y que ya necesitamos un planeta y medio para la restauración de la naturaleza, pero tenemos solamente uno.”
En Lima, las Naciones Unidas organizaron en Diciembre 2014, la última reunión preparatoria a la Conferencia de Paris sobre el Clima de 2015. Hubo varias referencias a la selva amazónica y también, en margen del encuentro oficial se organizó un Tribunal de Opinión sobre El Derecho de la Naturaleza, que tocó también el tema.
El problema climático es bastante simple. Al mismo tiempo que las actividades humanas producen más gases invernaderos, se destruyen los pozos de carbono, es decir los lugares naturales de absorción de estos gases: las selvas y los océanos. El resultado es que el planeta no puede regenerase plenamente y que ya necesitamos un planeta y medio para la restauración de la naturaleza, pero tenemos solamente uno.
Tres grandes lugares del mundo tienen reservas forestales importantes reguladoras de los ecosistemas regionales: Asia del Sur-Este (Malacia e Indonesia), África central (Congo) y Amazonia.
El primero ya ha prácticamente desaparecido: Malacia e Indonesia han destruido más de 80 % de sus selvas originarias para la plantación de palma africana y de eucaliptos. En el Congo, las guerras habían parado la explotación de madera y la extracción minera, pero estas actividades se renovaron durante los 10 últimos años. La Amazonia está en pleno proceso de degradación.
El Papa Francisco que prepara una encíclica sobre los problemas climáticos, llamo la destrucción de la selva tropical un pecado.