Aun en el caso de ausencia de efectos inmediatos, puede tomar hasta cuarenta años a un carcinógeno potencial actuar en una suficiente cantidad de personas para ser detectado como un causal, Miguel A. Altieri y Walter A. Pengue, “La soja transgénica en América Latina.
Una maquinaria de hambre, deforestación y devastación socioecológica”, Biodiversidad, sustento y culturas, núm 47, enero 2006. ver aquí.
Las comunidades indígenas y los movimientos campesinos en Argentina denuncian desde hace una década los efectos sanitarios de los agrotóxicos sojeros.
Pero siempre chocaron con las desmentidas de tres actores de peso: productores (representados en gran parte por la Mesa de Enlace), las grandes empresas del sector y los ámbitos gubernamentales que impulsan el modelo agropecuario.
El argumento recurrente es la ausencia de “estudios serios” que demuestren los efectos negativos del herbicida. A trece años de fiebre sojera, por primera vez una investigación científica de laboratorio confirma que el glifosato (químico fundamental de la industria sojera) es altamente tóxico y provoca efectos devastadores en embriones.
Así lo determinó el Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet-UBA (Facultad de Medicina) que, con dosis hasta mil 500 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones sojeras, comprobó trastornos intestinales y cardiacos, malformaciones y alteraciones neuronales.
“Concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión, sugiriendo la posibilidad de que se estén interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario”, subraya el trabajo, que también hace hincapié en la urgente necesidad de limitar el uso del agrotóxico e investigar sus consecuencias en el largo plazo.
El herbicida más utilizado a base de glifosato se comercializa bajo el nombre de Roundup, de la compañía Monsanto, líder mundial de los agronegocios.
Cuando los embriones fueron inyectados con dosis de glifosato muy diluido (hasta 300 mil veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones), los resultados fueron igualmente devastadores. “Malformaciones intestinales y malformaciones cardiacas.