Los Pueblos del manglar
Los pueblos ancestrales del ecosistema manglar en Ecuador se denominan así puesto que consideran que la base de su identidad cultural, de su racionalidad social y económica está vinculada trascendentalmente con él. Ocupan las zonas costaneras de franja marina y estuarios de ríos.
Principalmente lo componen afroecuatorianos, mulatos y campesinos de identidad montubia.
En el manglar coexisten al menos dos actividades fundamentales: la recolección de concha y la pesca artesanal de especies del estuario del río; sin embargo estos pueblos no conviven únicamente en la franja de manglar, sino con otros subsistemas: la zona de transición o raconchal, vegetación donde se desarrolla y captura el cangrejo; la finca diversificada (similar a la descrita para los pueblos montubios) y el bosque húmedo tropical. Es decir que los pueblos del manglar se construyen en una “sociedad” entre estos 5 subsistemas, constituyendo un complejo agroalimentario y recolector en armonía con ecosistemas naturales.
El Aja Shuar
La Amazonía ecuatoriana, uno de los centros de biodiversidad más notables del mundo, también alberga a los que podrían considerarse los sistemas agrícolas más complejos, auténticos y diversificados que existen en el país. El Aja, practicado por la nacionalidad Shuar, está prácticamente “mimetizado” con el ecosistema natural.
En él es determinante el rol de la mujer shuar ya que es casi exclusiva su responsabilidad en el manejo del sistema. Es de importancia crucial la práctica de diversos ritos como los Anent: plegarias o cantos de singular belleza que se realizan en diversos momentos y que son una muestra del respeto y profundo afecto que el pueblo Shuar dispensa a la naturaleza.
Los Nantar o talismanes son piedras especiales sigilosamente ocultas por la mujer en algún punto dentro del Aja y que acogen a Nunkui, la Reina del Aja, quien emite la energía y vitalidad necesaria para el desarrollo de los cultivos. Los
diversos arreglos y asocios entre cultivos son muy funcionales y complejos; existe un notable conocimiento sobre las razones y períodos de fuerza y fragilidad del suelo, característica dual muy propia de la Amazonía, y se han creado tecnologías agrícolas adaptadas a esta condición.
Por ejemplo, la movilidad del Aja: hablamos de un área de 1 hectárea aproximadamente que se instala en un bosque socolado (roza, tumba y quema), en un período de cultivo que no va más allá de 3 o 4 años (aja vieja); luego viene un período de descanso funcional o regeneración de ecosistema natural que dura entre 5 y 15 años. El Aja se mueve a otro sitio iniciando el ciclo con el corte por roza de hierbas y arbustos, luego se tumban los arboles más grandes.
El proceso de descomposición y formación de suelos es dinámico y acelerado y a menudo se agregan las cenizas que se obtienen de las quemas de hierbas secas y árboles, lo cual mineraliza estos suelos orgánicos.
La agrobiodiversidad manejada en un Aja incluye más de 100 diversos cultivos, donde generalmente la yuca hace de guía o centro de proceso agroalimentario (mas de 30 variedades reconocidas); papa china, pelmas, kenkes (tubérculos), piña, camote, porotos, plátanos, maní, maíz, frutales diversos, todos ellos cultivos imbricados en un conjunto multifuncional de especies.