Por Yo no quiero transgénicos en Chile, 21 de agosto de 2013, Traducción de Ignacia Guzmán Zuloaga
Los organismos genéticamente manipulados, o GMOs, son organismos vivos en que su material genético ha sido alterado de alguna forma a través de la interferencia científica humana. Esto no se refiere a “crianza selectiva”, como cuando ciertas cosechas son criadas selectivamente por agricultores a través del tiempo para que resistan el calor, por ejemplo; o el proceso por el cual diferentes razas de perros fueron desarrolladas a través de los años.
En vez de eso, los GMOs son puestos bajo una especie de terapia genética bajo condiciones de laboratorio donde segmentos de ADN son empalmados, reordenados o eliminados. Puede que hayas estado consumiendo GMOs por años sin saberlo.
En USA, la mayoría del maíz y la soya producida (especialmente la que se usa como alimento para ganado o como material de relleno en alimentos procesados) contienen alguna porción de material genéticamente manipulado. Desde cereales a galletas a mezclas de queques, hamburguesas vegetarianas, incluso leche y quesos. Los GMOs han sido infiltrados en nuestros pasillos de supermercado sin haber sido puestos bajo mayores estudios sobre su efectos a la salud a largo plazo. Sin embargo, el Environmental Working Group estima que cada norteamericano consume alrededor de 86.2 kilos de alimentos GMO cada año, a pesar de su falta de investigación. Los consumidores concientes están preocupados- y se están organizando- sobre los siguientes impactos a la salud potenciales:
1. Alergias
A lo mejor la principal preocupación de salud sobre la tecnología GM es su capacidad de crear nuevos alergénicos en nuestro suministro alimenticio. Las reacciones alérgicas son acarreadas a través de las proteínas. Casi la totalidad de la transferencia de material genético desde un huésped hacia otro nuevo resulta en la creación de nuevas proteínas. La ingeniería genética puede incrementar los niveles de un alergénico de origen natural que ya está presente en un alimento, o insertar propiedades alergénicas a un alimento que previamente no las contenía. También puede resultar en nuevos alergénicos que nunca antes se habían conocido.
2. Resistencia a los Antibióticos
Los ingenieros genéticos confían en gran medida en los antibióticos para guiar sus experimentos. Funciona más o menos así: No todas las células huésped aceptan genes foráneos, así que los ingenieros adosan un rasgo para un tipo particular de resistencia a un antibiótico dentro del gen que introducen en estas células huésped. Después de haber introducido el gen dentro del huésped, remojan a todas las células con el antibiótico para ver cuales sobreviven. Las células que sobreviven son resistentes al antibiótico, y por lo tanto, los ingenieros confirman que el gen foráneo ha sido absorbido por la célula huésped.
El sobre- uso de antibióticos puede potencialmente causar el desarrollo de patógenos resistentes a antibióticos. Varias organizaciones de salud, incluyendo la World Health Organization y la American Medical Association, han declarado sobre la necesidad de eliminar progresivamente el uso de estos antibióticos del proceso de fabricar alimentos GM. La historia de Sam Spitz provee una advertencia horrible y precautoria respecto a los “superbichos” resistentes a antibióticos que afectan nuestra salud.